El milagro de la vida
No sé por dónde empezar, y creo que por aquí empiezo. A veces no sabes que tienes que hacer. Mantenerte callado o decir algo, hacer algo o no hacer nada, dar un paso o estar quieto. A veces de verdad no sabes qué hacer, por dónde empezar y ….
Hay ojos que no te canses de mirarlas, miradas tan lindas pero tan profundas. No sabés cómo interpretarlas. Hay puertas que no sabes cómo tocarlas, o más correcto no sabes si tienes que tocarlas, si hay alguien quien te espera detrás de la puerta, si te quiere en su vida. Ese “no saber” es muy importante, muy significativo, porque si no sabes cómo se siente la persona de frente no puedes decidir nada. La comunicación es demasiada importante en cualquier relación y con cualquier persona.
En árabe decimos que él que ha sido mordido por una serpiente teme una cuerda. Hay personas que temen al amor, al entrar en una relación como si nada porque han sido quemados muy duro, sin piedad y sin ninguna compasión. Hay heridas y cicatrices en el alma y el corazón que no sabes si van a curar o no. Hay personas que han probado la amargura de muchos sentimientos sin tener que entrar en relaciones. A veces los sentimientos han sido tan profundos que le bastan y sobran. Hay personas que han vivido dolores tan grandes que ya no hay más lugar para más dolor. Pero que quieren vivir, vivir y no sobrevivir, porque la primera es mucho más dulce, sobrevivir te hace fuerte pero te oscurece el alma.
En la vida hay muchos tipos de personas, el mentiroso, el desalmado, el ciego (sentimentalmente), el egoísta y muchos más. Pero también hay personas como la medicina para las heridas. Hay personas que son simplemente buenas. En el tiempo con tanta maldad encontrar a una buena persona es como el agua frío y fresco dentro de un desierto. Como un milagro. Ayyy, encontrar ese milagro es también un milagro.
Pocas palabras pueden romper ese silencio, pocas miradas pueden decir mucho más de las palabras. Sin ellos ésta gran pared va a estar como un obstáculo dentro de todo lo bueno que quiere ocurrir.
Hay un corazón muy triste, cansado y ni tiene muchas esperanzas, pero quiere probar el sabor de la vida, de un amor bueno y de paz. Hay un alma que quiere sonreír de nuevo, sonreír de verdad y no tiene que fingir su sonrisa. Hay una tormenta que quiere calmar. Una tormenta furiosa, triste y cansada que necesita que el viento la abracé, la abracé para calmarla, para ser su medicina y para que ella puede darlo todo y se sabe que él sí va a agradecer y entender todo. Sobre todo que es el amor grande, puro y real. Porque las almas del mismo tipo caen el uno al lado del otro…
